Normalización en las relaciones entre la comunidad musulmana y el Estado Español
En fechas muy recientes, el máximo representante del Estado Español, S.M. el Rey Felipe VI en compañía de su esposa la Reina Letizia, ha recibido a la actual dirección de la Comisión Islámica de España, y esa recepción es especialmente importante por el momento internacional en el que se produce.
Cuando el máximo responsable del gobierno más importante del planeta, los Estados Unidos de América, decreta una ley que está excluyendo y discriminando a ciudadanos solo por ser de un determinado origen o práctica religiosa, hecho que no se había vuelto a ver en el llamado mundo civilizado, desde la segunda guerra mundial, en nuestro país, estamos viendo, como el gobierno y la máxima representación del Estado se han puesto en marcha para dar cumplimiento a derechos fundamentales recogidos en la Constitución Española, en la Ley de Libertad Religiosa y en la Ley del Acuerdo de Cooperación.
Es cierto que muchos hemos criticado durante las dos pasadas décadas, la falta de una política clara con respecto a la gestión de la diversidad, y más en concreto en el cumplimiento de los compromisos que adquirió el Estado con la Ley de los Acuerdos de Cooperación, pero también hay que tener en cuenta, que tanto los distintos gobiernos de uno y otro signo, como el conjunto de la sociedad española, han necesitado unos años de práctica democrática para comprender el hecho de la diversidad religiosa, especialmente en nuestro caso, en el que el Islam fue desalojado por la fuerza hace ya más de cinco siglos.
También los musulmanes y musulmanas hemos tenido que evolucionar nuestra visión y posición como ciudadanos de una sociedad diversa y plural. Cuando se produjeron las primeras conversiones y se crearon las incipientes comunidades islámicas, la ausencia de referentes propios, llevaron a muchos a "imitar” modelos culturales, que poco o nada tenían que ver con la práctica espiritual y religiosa del Islam, que no está sujeta a modelos culturales ni étnicos, sino a valores y principios recogidos en el Corán y las enseñanzas del Profeta Muhammad (pyb).
La aparición del nuevo terrorismo bajo señas supuestamente islámicas, reforzó la idea de que Islam y democracia no eran compatibles, y vimos como una parte de la ciudadanía comenzaba a mostrar rechazo hacia sus vecinos musulmanes con los que conviven en calles y barrios de nuestros pueblos y ciudades. La islamofobia había hecho su aparición y ahora, tenemos el reto de combatirla a base de convivencia y práctica democrática por parte de todos y todas.
También surgieron conflictos sobre los modelos de representación del asociacionismo islámico, aunque ha ido creciendo poco a poco el consenso en torno a la idea de que el Islam en nuestro país, debe reflejar nuestra realidad vital, con todas las variables sociales, culturales y también políticas.
Siendo cierto que el consenso es el objetivo máximo deseable tanto en el seno de las comunidades musulmanas, como en el conjunto de la sociedad, hay que valorar muy positivamente, que los pasos que se están dando indican un giro y un compromiso político en el desarrollo de la libertad religiosa.
Para los que ya somos maduros en esta corta, pero intensa historia del Islam contemporáneo en España, no podemos más que felicitarnos y animar a todos a que este camino que ha comenzado, abra las puertas a la normalización de la práctica del Islam, favoreciendo la convivencia y fortaleciendo entre todos el sentido de que la diversidad bajo normas comunes de convivencia, no solo refuerza la democracia, sino que nos ayuda a construir un modelo social más ajustado a las exigencias del mundo globalizado, pues vamos a coincidir en los valores fundamentales que nos afectan e interesan a todos: justicia, solidaridad, paz, cooperación, etc.
Los modelos de organización, se van adecuando a las exigencias del momento y al desarrollo natural de las tareas que se abordan, por ello, la Comisión Islámica de España, tiene ante sí un importante reto para consolidar estos avances que apenas comienzan, pero que son un signo claro de que los tiempos están cambiando. Hay una ingente tarea por hacer y desde Junta Islámica y el Instituto Halal estamos dispuestos y preparados para apoyar en todo lo que esté en nuestra mano y se nos solicite, tanto en el campo de la normalización Halal, como en cualquier otro aspecto vinculado al desarrollo del Acuerdo de Cooperación.
Solo una petición, marcar un par de prioridades con respecto a la presencia de jóvenes y mujeres en la construcción de esa normalización de la práctica del Islam en nuestro país, pues los jóvenes son nuestro futuro, y las mujeres somos la mitad del Din, por lo que se deberían implementar todas aquellas medidas dentro de la CIE y en el conjunto de las comunidades islámicas para garantizar el relevo generacional, y la presencia de los jóvenes y las mujeres en todo este desarrollo. No es una imposición, es una necesidad que permitirá completar la visión y construcción del Islam español contemporáneo.
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