El primer ministro del estado sionista de Israel, Benyamin Netanyahu, se mostró iracundo ante la última resolución de la Unesco, que considera el complejo de la Mezquita Al-Aqsa como un lugar islámico.
La resolución constituye una bofetada a las pretensiones del régimen israelí, que se considera a sí mismo como el único propietario de los territorios palestinos, desde el inicio de su ocupación.
Es un secreto a voces que Israel anhela vehementemente con destruir la Mezquita Al-Aqsa, en la ciudad de Al-Quds (Jerusalén), y en su lugar construir un templo judío.
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