Los musulmanes shiítas de Paquistán continúan protestando, se niegan a enterrar muertos
Los manifestantes, estimados en 2.500 personas, continuaron bloqueando las carreteras en las afueras de Quetta, la capital de la provincia de Baluchistán paquistaní, el miércoles y exigieron una mejor protección del gobierno y la policía paquistaníes.
Dos ministros, en representación del primer ministro paquistaní, Imran Jan, volaron a Quetta ese mismo día para tratar de convencer a los dolientes de que pusieran fin a la protesta.
La protesta se produjo después de que al menos 10 mineros fueran secuestrados antes del amanecer del domingo cerca de la mina de carbón remota en el área montañosa del suroeste de Machh, 60 kilómetros al sureste de la ciudad de Quetta. Varios de ellos fueron decapitados por los militantes.
Horas después, el grupo terrorista takfirí del Daesh se atribuyó la autoría de la masacre.
"Esta es la limpieza étnica sistemática de los hazaras en Baluchistán [paquistaní]’’ y nuestras fuerzas de seguridad se están comportando como patos cojos, sin hacer nada", dijo Zainab Ahman, una activista entre los dolientes.
En un movimiento simbólico para condenar el brutal ataque, la comunidad musulmana shiíta Hazara se ha negado hasta ahora a enterrar los cadáveres, que de acuerdo con la cultura y la ley islámicas, deberían ser enterrados dentro de las 24 horas antes del próximo atardecer.
El primer ministro paquistaní dijo en un tuit que el gobierno estaba tomando medidas para prevenir ataques tan atroces, sin brindar más detalles, y también exigió el entierro de las víctimas.
"Por favor, entierren a sus seres queridos para que sus almas encuentren la paz", señaló Jan.
Los musulmanes shiítas de la minoría hazara son atacados con frecuencia por los terroristas activos en el Baluchistán paquistaní.
En 2013, tres bombardeos separados mataron a más de 200 personas en diferentes vecindarios de mayoría Hazara.
Quetta, la ciudad más grande de Baluchistán, ha sido testigo de varios bombardeos y ataques con disparos en los últimos años.
La inquieta provincia de Baluchistán en Paquistán, rica en minerales, se vio sacudida por una serie de ataques terroristas a fines de 2016, lo que generó temores sobre una presencia cada vez mayor de militantes armados en la zona, incluidos terroristas vinculados al Daesh.
Miles de paquistaníes han perdido la vida en bombardeos y otros ataques de militantes desde el 2001, cuando Paquistán se alió con Estados Unidos en la llamada guerra contra el terrorismo de Washington.
Miles más han sido desplazados por la ola de violencia que azota el país.
an tenido ningún éxito.
ABNA24
