“La voz de este gran lector del Corán de Egipto y del mundo islámico tocó los corazones como si fueran uno con los versos. Este brillante y excepcional lector formó parte de una de las primeras generaciones de recitadores de la escuela egipcia cuyas recitaciones quedaron grabadas, y se convirtió en un símbolo de la recitación del Corán no sólo en Egipto sino en todo el mundo.
Cuando escuchamos la recitación de la Sura Al-Imran por este gran lector o los versos de la historia de Mariam y Zakaria, es como si pasáramos a un mundo metafísico.
Una vez más extiendo mis saludos al alma de este gran lector cuyas recitaciones surgieron de lo más profundo del alma y tocaron el alma de los oyentes”, dijo.