
Si alguien elegido como guía afirmara falsamente conocer la ruta, nos desviaría.
El Corán es una guía enviada por Dios, el Omnisciente, que conoce muy bien el camino correcto y puede mostrárnoslo. El Libro Sagrado nos muestra el mejor camino hacia Dios y nunca nos desvía.
Una de las descripciones que el Imam Ali (p) usa para el Corán es que nunca nos lleva a la deriva. El Comandante de los Fieles dice en el Sermón 133 de Nahchal-Balagha: “(El Sagrado Corán) no crea diferencias con respecto a Allah ni desvía a sus propios seguidores del (camino de) Allah”.
El Corán es un libro cuyos versos no presentan diferencias y contradicciones porque de lo contrario no sería considerado un libro de Dios, como lo subraya el versículo 82 de la Sura An-Nisa: “¿No contemplarán el Corán? Si procediera de algo distinto de Alá, seguramente habrían encontrado muchas contradicciones”.
Respecto a la descripción del Corán que hace el Imam Ali (p), mencionada anteriormente, el Ayatolá Nasser Makarem Shirazi observa que quien se apega a las enseñanzas del Libro Sagrado nunca se extraviará y quien ponga esperanza en el Corán no quedará decepcionado.
Algunos pueden preguntarse: ¿Qué pasa con algunos memorizadores y recitadores del Corán que se han extraviado? Por ejemplo, una noche el Imam Ali (p), acompañado por Kumayl, regresaba a su casa cuando escuchó a alguien recitando el Corán en una casa. A Kumayl le gustó mucho la recitación del Corán, pero no dijo nada. Mucho más tarde, durante la batalla contra los Khawarij, el Imam Ali (p) señaló un cadáver del enemigo y le dijo a Kumail: Este es el mismo hombre cuya recitación del Corán te atrajo esa noche.
Entonces, ¿cómo es posible que un hombre que recita el Corán por la noche muera finalmente en una batalla contra el Wali de Dios?
El Corán es obviamente una guía, pero es el Imam quien nos guiará a través del Corán. Nadie tiene tanto conocimiento del Corán como los imanes infalibles (p.). Por lo tanto, es la comprensión que el Imam tiene del Corán lo que nos guía y nos salva.