
A menudo descuidamos las valiosas recompensas que obtuvimos, sin aprovechar las "compras" espirituales que hicimos durante este mes bendito. El fruto supremo del ayuno es la "taqwa", y después de Ramadán, es momento de cosechar este fruto y aplicar sus beneficios en nuestras vidas.
Una deficiencia espiritual común entre los musulmanes es subestimar la importancia de nuestros logros después de Ramadán. Si bien nos dedicamos a la adoración intensa durante el mes sagrado, esto debería ser solo el punto de partida para una vida espiritual más plena después de Ramadán. Las bendiciones y los beneficios de Ramadán a menudo se hacen evidentes solo después de que concluye el mes.
Alá dice en el Corán:
¡Oh, creyentes! Se os ha prescrito el ayuno como se prescribió a quienes os precedieron, para que temáis a Dios. (Sura Al-Baqarah, versículo 183)
El propósito del ayuno es cultivar la taqwa en nosotros. El fruto de esta práctica espiritual debe cosecharse en los días posteriores al Ramadán.
Lo cierto es que, después del Ramadán, a menudo nos encontramos en un mejor estado espiritual. Nuestra inclinación al pecado disminuye, mientras que nuestro deseo de súplica y adoración se fortalece. Las oraciones son respondidas con mayor facilidad, el arrepentimiento es más probable que sea aceptado y volver a Alá se vuelve más fácil. Sin embargo, Satanás a menudo busca distraernos para que no reconozcamos y preservemos este estado elevado.
Entonces, ¿cómo podemos aprovechar al máximo esta oportunidad de oro? La mejor manera de abordarlo es cultivar buenos hábitos.
El Profeta Muhammad (que la paz y las bendiciones sean con él) dijo: «Acostúmbrense a hacer buenas obras». Desarrollar un hábito requiere constancia. El Profeta (que la paz y las bendiciones sean con él) también aconsejó: «Una pequeña acción constante es mejor que una gran acción que se vuelve pesada».
Aunque muchos asumen que los hábitos se relacionan únicamente con las acciones externas, también pueden involucrar el estado del corazón. El corazón puede acostumbrarse a emociones y actitudes específicas.
El Profeta (que la paz y las bendiciones de Allah sean con él) dijo además: «Acostumbrad vuestros corazones a la vigilancia, reflexionad profundamente y aprended lecciones de lo que observáis». (Kanz al-Ummal, 5709)
En otro hadiz, aconsejó: «Acostumbrad vuestros corazones a la ternura, reflexionad a menudo y llorad con frecuencia por temor a Alá».
Después del Ramadán, una de las mejores maneras de preservar su impacto espiritual es comenzar a desarrollar hábitos tanto conductuales como emocionales.
Por ejemplo, podemos entrenarnos para realizar nuestras oraciones diarias a tiempo. Al convertir esto en una práctica deliberada, condicionamos nuestros corazones y mentes para permanecer conectados con Alá.
Por el Dr. Mohammad Hossein Akhavan Tabasi