Un espacio que nada tiene que ver con el antiguo garaje, abierto a los cuatro vientos, en el que evolucionaron hasta 2017.
Así podrán seguir el sermón pronunciado en la sala contigua, reservada para los hombres, gracias a una gran pantalla y altavoces instalados en su nueva butaca coronada por una cúpula.
En esta ampliación, la UMC también ha equipado dos aulas y una cocina. Suficiente para mejorar las condiciones de acogida de sus aproximadamente 500 fieles. Una reforma que finalmente triunfa tras tres años de obras.
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