Es importante comprender que algunos aspectos de nuestro mundo, incluidas las relaciones y las condiciones, contribuyen a nuestro crecimiento. Por ejemplo, muchas leyes sociales se establecen con fines específicos. Sin embargo, algunas de estas normas establecidas sirven como puentes hacia el desarrollo. Los rituales y prácticas religiosas, por ejemplo, guían a las personas hacia las bendiciones del crecimiento e iluminan su camino con la verdad.
Hay numerosas bendiciones y secretos ocultos en las prácticas del Ramadán, ya sea ayunar o recitar oraciones y súplicas. Incluso actividades aparentemente mundanas como dormir y respirar, cuando se realizan con espíritu de devoción y ayuno, se consideran actos de adoración.
Mientras que el almuerzo y la cena nutren nuestro cuerpo, las comidas que se comen durante el Iftar y el Suhur (comida antes del amanecer) nos guían hacia el crecimiento espiritual. Estas comidas pueden parecer ordinarias, pero su significado como Iftar y Suhoor las eleva a un nivel divino, purificando el alma y allanando el camino para una mayor iluminación y espiritualidad. Esto incluye el misticismo y la espiritualidad recomendados en las súplicas recitadas durante el amanecer, el Iftar y durante todo el mes.
El Ramadán es un mes de unidad y monoteísmo, un momento para dejar de lado preocupaciones, malestares y tristezas innecesarias que nublan la mente humana. Si la luz del Ramadán realmente brilla en nuestra sociedad, tiene el poder de limpiar mentes y corazones, dando a las personas un nuevo comienzo.
Especialmente para aquellos que se han vuelto vulnerables debido a las complejidades y los problemas sociales y culturales del mundo moderno, el Ramadán ofrece un respiro. Brinda una oportunidad para liberarse del malestar y las impurezas y dejar de lado momentáneamente los problemas personales, sociales y culturales.