La posesión de riquezas no ha sido impedida por ninguno de los profetas divinos porque es uno de los requisitos para poder tener una vida serena y satisfecha. Sin embargo, aconsejaron a las personas que no se apeguen a esta riqueza, que la adquieran por medios halal o legítimos, y que se abstengan de acciones que puedan llevarlos al pecado.
Otro tema importante es el tema del consumo de alimentos halal y limpios.
Hay varios versos que enfatizan que adquirir riqueza halal es tan importante como emprender la yihad por amor a Dios.
El verso 188 de Sura Baqarah dice: No os devoréis la hacienda injustamente unos a otros. No sobornéis con ella a los jueces para devorar una parte de la hacienda ajena injusta y deliberadamente. (188)
La corrupción, según el Corán y el hadiz, es uno de los principales pecados mayores, porque conduce a la corrupción social, este mal afecta la justicia social y destruye la confianza de un pueblo.
Otra referencia a la riqueza haram está relacionada con la explotación de la riqueza de los huérfanos.
“Dad a los huérfanos los bienes que les pertenecen. No sustituyáis lo malo por lo bueno. No consumáis su hacienda agregándola a la vuestra. Sería un gran pecado” (Sura An-Nisa, 2)
El Islam es partidario de la clase desfavorecida y señala que los niños huérfanos tienen derecho a poseer las propiedades de sus padres.
Las enseñanzas islámicas también enfatizan que adquirir la propiedad de los huérfanos engañándolos es un pecado mayor que no será perdonado.
Otro ejemplo de haram ha sido nombrado en el siguiente verso: