Hojat-ol-Islam Mohsen Alviri, profesor de historia, expresó en declaraciones a IQNA la necesidad de formular un enfoque oriental de los derechos humanos, basado en tradiciones tanto religiosas como no religiosas provenientes de distintas culturas asiáticas, con el objetivo de ofrecer una alternativa al marco vigente, dominado por Occidente desde mediados del siglo XX.
Según Alviri, el panorama civilizacional mundial está experimentando una transformación profunda, en la que Oriente vuelve a posicionarse como una fuerza cultural e intelectual relevante. Este proceso, indicó, abre la posibilidad de revisar los fundamentos sobre los que se erigieron los derechos humanos internacionales.
Sostuvo que se está produciendo un cambio civilizacional innegable y que la esfera oriental está reafirmándose, reduciendo progresivamente el espacio de la civilización occidental dominante. Recordó que el marco contemporáneo de los derechos humanos, formalizado en 1948 con la Declaración Universal de los Derechos Humanos, fue configurado principalmente por normas y valores occidentales, si bien algunas de sus raíces pueden rastrearse en las culturas orientales. A la luz del renovado protagonismo del Oriente, consideró viable y necesario replantear dicho modelo y presentar una alternativa más inclusiva.
Como ejemplos de aportes significativos al pensamiento sobre los derechos humanos desde perspectivas no religiosas, mencionó sistemas jurídicos antiguos como el Código de Hammurabi y el Cilindro de Ciro. Asimismo, destacó el valor ético de las tradiciones religiosas abrahámicas y no abrahámicas —entre ellas el islam, el cristianismo, el judaísmo, el budismo y el hinduismo— como fuentes que pueden enriquecer esta reflexión.
Alviri puso especial énfasis en las enseñanzas islámicas, en particular las de Ahl al-Bayt, como contribuciones fundamentales en este esfuerzo. Sin embargo, subrayó la importancia del diálogo y la inclusión, reconociendo que no todas las personas comparten las mismas creencias, pero que existe un consenso amplio sobre la necesidad de revisar el marco occidental de los derechos humanos. Cada comunidad, afirmó, puede aportar desde su propia visión religiosa o filosófica.
Citó una enseñanza del Imam Alí, primer imán del chiismo, según la cual “las personas son o bien tus hermanos en la religión o bien tus iguales en la creación”, y sostuvo que este principio puede servir como base común para fomentar la solidaridad humana, el consenso y la inclusión.
Concluyó que esta propuesta no debe entenderse como una respuesta política o ideológica, sino como una empresa civilizacional en toda regla, que podría convertirse en una fortaleza estratégica del mundo oriental en su interacción con los sistemas globales.