
La filosofía más importante de Hayy es la transformación moral. El ritual del Ihram ayuda al peregrino a salir de las apariencias y apegos materialistas. Con la prohibición de los placeres mundanos y un enfoque en la superación personal, que son obligaciones para un Muhrim (un peregrino que se encuentra en el estado de Ihram), se desapega del mundo material y entra en un mundo de espiritualidad y serenidad.
Realiza uno por uno los rituales de Hayy, cada uno de los cuales fortalece su vínculo espiritual con Dios, lo ayuda a acercarse a Dios, lo aleja de su pasado oscuro y pecaminoso y lo acerca a un futuro brillante lleno de luz y serenidad.
Esta revolución moral se profundiza al prestar atención al hecho de que estos rituales en cada paso son recordatorios de los esfuerzos y sacrificios hechos por Abraham, el iconoclasta, su hijo Ismail y su esposa Agar, y el hecho de que la tierra de La Meca en general y La Gran Mezquita en particular son recordatorios de lo que les sucedió al Santo Profeta (p) y a los musulmanes en los primeros años posteriores al advenimiento del Islam.
En cada rincón de la Gran Mezquita y de la tierra de La Meca, uno puede ver al Santo Profeta, al Imam Ali y a otros grandes líderes y escuchar el sonido de sus epopeyas.
Todo ello sienta las bases de una revolución moral en los corazones que están preparados para ella, pasa la página de la vida de una manera indescriptible y abre un nuevo capítulo en la vida de los peregrinos.
Es por eso que leemos en los hadices que quien realiza Hayy completamente regresa de Hayy tan puro y libre de pecados como el día en que su madre lo dio a luz.
El Hayy es un segundo nacimiento para los musulmanes y el comienzo de una nueva vida humana. Por supuesto, tal bendición es para aquellos que han llegado al fondo de las enseñanzas y el espíritu de Hayy.