
La prohibición impuesta al jeque Muhammad Ahmad Hussein, que según funcionarios israelíes podría extenderse, surge tras sus abiertas críticas a la agresión y el asedio en curso en Gaza, donde decenas de miles de personas han muerto, desencadenando una de las peores catástrofes humanitarias de los últimos años.
"Musulmanes, oh pueblo de la tierra de Isra y Mi'raj, la humanidad hoy está aplastada por la injusticia", dijo el Muftí durante su sermón en Al-Aqsa el viernes.
"A algunos se les niega el alimento y mueren de hambre ante la mirada de un mundo que habla de derechos humanos, afirmaciones que la propia realidad desenmascara como mentiras. ¿Dónde estás, oh Mensajero de Dios, mientras este mundo se ahoga en la injusticia?"
En declaraciones a la agencia de noticias Wafa, el Muftí confirmó que había sido citado por la inteligencia israelí para ser interrogado antes de la prohibición. Enfatizó que su sermón simplemente reflejaba el deber moral y religioso de denunciar la opresión.
Sin embargo, sus declaraciones tocaron la fibra sensible de las autoridades israelíes, que han reprimido sistemáticamente a figuras religiosas y políticas críticas con su política en Gaza.
La guerra de Israel contra Gaza ha matado al menos a 59.733 palestinos, la mayoría mujeres y niños, desde el 7 de octubre de 2023, y ha herido a casi 145.000. Además de los bombardeos incesantes, Israel ha impuesto un bloqueo que ha paralizado el acceso a alimentos, medicamentos y agua potable.
La oficina de prensa del gobierno de Gaza afirma que más de 100.000 niños, incluidos 40.000 recién nacidos, se enfrentan ahora a una hambruna que amenaza su vida. El hambre y la desnutrición ya se han cobrado 122 vidas, 83 de ellas niños. Las agencias humanitarias advierten que los suministros de alimentos terapéuticos están casi agotados, lo que pone a miles de personas en riesgo inminente.
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