
Ibrahim Ubaid creció en una familia que posee algunas de las bibliotecas más grandes de Bahréin, incluida la Biblioteca Nacional, la Biblioteca de Bahréin, la Biblioteca de Nueva Generación y la Biblioteca Ubaid.
También fundó su propia biblioteca, única de su tipo en Bahréin y en la región del Golfo Pérsico, que alberga libros caligrafiados y todo lo que atrae a los calígrafos y entusiastas de la caligrafía árabe.
En una entrevista con el diario bareiní Al-Watan, declaró: «En 2014, fundé la Biblioteca del Calígrafo, que es una continuación de la famosa Biblioteca Ubaid, que mi padre abrió en 1961 y operó hasta 2013, cuando cerró por enfermedad. Esta biblioteca, a su vez, es una extensión de la Biblioteca Nacional, fundada por mi abuelo, Ibrahim Muhammad Ubaid, en 1929».
Hablando sobre la caligrafía del Sagrado Corán, dijo: «Durante la pandemia de COVID-19 y la cuarentena, tuve mucho tiempo libre. Empecé a transcribir el Sagrado Corán. Preparé un lugar especial y, mientras hacía la ablución, me concentré en escribirlo. Escribí 67 páginas y, tras revisarlas, me di cuenta de que había errores: faltaban algunos signos diacríticos o letras. Esto me hizo reflexionar sobre el tema».
Añadió: «Me pregunté: ¿Por qué el Sagrado Corán es escrito exclusivamente por calígrafos? ¿Por qué es este su derecho exclusivo? ¿Por qué no podemos cada uno escribir nuestra propia versión del Sagrado Corán? De hecho, Dios me guió hacia una idea: imprimir la 30.ª Juz (parte) del Corán para que otros puedan escribir en ella con su propia caligrafía y tener su propia versión del Sagrado Corán. Esto también ayuda a garantizar que no se omita ninguna palabra ni letra».
Agregó que envió copias de esta idea a Kirguistán, Bosnia, Turquía y Pakistán, señalando que fue recibida con considerable entusiasmo y que muchas personas desarrollaron un interés en la caligrafía árabe.
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