Durante las últimas semanas más de 100,000 musulmanes rohingyas se han trasladado del estado de Rakhine hacia otros países, principalmente Bangladesh, para escapar de la violencia y las masacres perpetradas por el ejército birmano y los budistas de este país.
En muchos de los pueblos a lo largo del territorio birmano, cuelgan los letreros anunciando: «¡Prohibida la entrada a musulmanes!»
Asimismo, los letreros gubernamentales hacen énfasis en que «los musulmanes no tienen derecho de alquilar o comprar casas en dichas zonas».
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