Entendido. Ecco la traduzione senza commenti aggiuntivi:
Qorbani comenzó su camino con el texto sagrado en la infancia, junto a su hermana. Lo que al principio era una actividad recreativa en las clases del vecindario se transformó gradualmente en un compromiso espiritual más profundo. “Al principio era más bien una actividad divertida”, recuerda en una conversación con IQNA, “pero la participación constante sembró en mi corazón el amor por el Corán”.
A los 12 años, Qorbani regresó al estudio del Corán, asistiendo a cursos de recitación y memorización. Sin embargo, enfrentó interrupciones debido a la presión académica y las distracciones propias de la adolescencia.
“Cada vez que me alejaba del Corán, sentía un vacío profundo, especialmente a nivel emocional. Ese sentimiento me seguía atrayendo de vuelta, cada vez con una intención más clara”, comentó.
Qorbani atribuye a su padre un papel fundamental en el desarrollo de su interés. “Él no solo nos animaba con palabras: vivía conforme al Corán. Ver eso tuvo un efecto muy poderoso. Nos llevaba pacientemente a las clases y practicaba con nosotras. Ahora que soy madre, valoro aún más su apoyo”.
Actualmente, Qorbani ha memorizado siete partes (juzʾ) del Corán. Su enfoque es constante y adaptado a sus circunstancias. “Con un niño pequeño en casa, a menudo repaso los versículos mientras hago las tareas del hogar o durante pequeños descansos. Mi progreso puede ser más lento que el de otros, pero es constante y significativo”.
Describe la memorización del Corán no solo como un acto de adoración, sino también como una fuerza estabilizadora en su vida diaria. “En los días en que mi mente está dispersa o me siento abrumada, el Corán me calma. Me ayuda a concentrarme y ha influido positivamente en mis decisiones y relaciones. El Corán no solo ha dado dirección a mi espiritualidad, sino a toda mi vida”.
Aunque su hija aún es muy pequeña, Qorbani ya ha comenzado a introducirle capítulos breves del Corán. “Creo que los niños absorben más del entorno que de la enseñanza directa. Cuando una madre recita el Corán, ese ambiente influye naturalmente en el niño. Durante mi embarazo completé varias recitaciones completas, y creo que por eso ella ya muestra interés”.
Cuando se le preguntó cómo se podría motivar a más jóvenes a memorizar el Corán, Qorbani enfatizó la necesidad de presentarlo como una guía viva y relevante. “Los jóvenes de hoy están en busca de un significado más profundo. Si solo presentamos el Corán como una obligación, los perderemos. Pero si mostramos cómo el Corán se aplica a la vida real—las relaciones, las dificultades, incluso el éxito personal—se sentirán atraídos. No es solo un deber; es una oportunidad para construir una vida mejor”.
Su mensaje para las mujeres y niñas que intentan equilibrar vidas ocupadas es simple: empezar con poco. “Aunque solo tengas cinco minutos al día, dáselos al Corán. No esperes el momento perfecto—nunca llega. Comienza con un solo versículo y verás cómo el Corán poco a poco se hace espacio en tu vida y la transforma. Nadie se convierte en memorizaora de un día para otro, pero toda persona que empieza es guiada por Dios en el camino”.