
Un erudito iraní ha descrito la humildad y la oración como caminos clave hacia la iluminación espiritual, inspirándose en los versículos coránicos que relatan el diálogo entre los ángeles y María (la paz sea con ella).
El Hojjat-ol-Islam Hamid Ahmadi, profesor de la Universidad Islámica Maaref, compartió sus reflexiones en un artículo enviado a IQNA.
El religioso citó varios versículos del Corán que describen cómo los ángeles se dirigieron a María: “¡Oh María! Allah te ha escogido, te ha purificado y te ha elegido entre todas las mujeres del mundo” (Al Imrán, versículo 42). Ahmadi también mencionó el versículo siguiente: “¡Oh María! Sé obediente a tu Señor, prostérnate e inclínate junto con los que se inclinan [en adoración]”. Según Ahmadi, estos versículos subrayan la humildad y la devoción a Dios como elementos esenciales de la adoración.
El erudito observó que el Corán, en otros pasajes, confirma la profunda fe y sumisión de María: “Y María, hija de ‘Imrán, que preservó la castidad de su vientre, e infundimos en él de Nuestro espíritu. Ella creyó en las palabras de su Señor y en Sus Libros, y fue de las obedientes (a Dios)” (Surah At-Tahrim, versículo 12). Explicó que la invitación de los ángeles a María a postrarse e inclinarse puede referirse a la oración misma o a actos distintos de adoración, ambos enraizados en la sumisión a Dios.
“La esencia de estos dos nobles actos de adoración es la humildad y la entrega a la voluntad de Dios”, subrayó Ahmadi, añadiendo que algunos estudiosos interpretan los versículos como una referencia al establecimiento de la oración, que ha existido en todas las religiones divinas.
Ahmadi también observó que la precedencia de la postración sobre la inclinación en el versículo 43 de la Surah Al Imrán destaca el significado especial del sujood (postración). Señaló que el mandato divino podría haber preparado a María para las grandes pruebas futuras, que requerían fuerza espiritual mediante la conexión con el reino divino.
Según el religioso, los seres humanos también necesitan abrir “ventanas al cielo” en sus vidas; de lo contrario, permanecen confinados en la “oscura y estrecha prisión del mundo”. La adoración, la oración y las buenas acciones, afirmó, sirven como tales aperturas hacia la luz y la misericordia divinas.
Citando al Imam Alí (la paz y las bendiciones sean con Él), Ahmadi recordó que Dios permitió a los seres humanos aferrarse a la “cuerda” de la adoración y la súplica como el medio más firme para conectarse con Él. “Por esta razón”, continuó, “la forma más evidente de adoración, la oración humilde y la sincera postración, actúa como una cuerda divina que abre ventanas espirituales hacia la humanidad”.
Según el erudito, la verdadera oración expande el alma y abre el corazón, permitiendo una comunión directa con Dios. Ahmadi concluyó recordando el dicho del Profeta Muhammad (que Dios lo bendiga a él y a su familia): “Dios ha hecho de la oración la luz de mis ojos y ha hecho que la oración sea amada para mí.”