Militares estadounidenses confesaron haber bombardeado —el pasado 16 de marzo de 2017— una mezquita en Siria.
En esa fecha, Estados Unidos bombardeó un pueblo de la provincia de Alepo, cobrando la vida de al menos 42 civiles.
Antes de reconocer el haber bombardeado la mezquita, el ministro de Defensa de Estados Unidos había negado en repetidas ocasiones los hechos.
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