Según informó el martes la oficina del ayatolá Sistani, el máximo clérigo chií no favorece a ningún partido político en particular en lo que respecta a “las negociaciones para la formación del gobierno” iraquí.
Por lo tanto, calificó como “completamente infundada” cualquier noticias o información en este sentido que indica lo contrario.
“[El ayatolá Sistani] no tiene rumbo ni dirección en reuniones, debates, comunicaciones y charlas sobre la formación de coaliciones políticas y la formación de un futuro gobierno”, ha indicado la oficina de la máxima autoridad religiosa chií, a través de un comunicado.
El pasado 10 de octubre, 25 millones de iraquíes de las 18 provincias fueron convocados a las urnas para elegir a los 329 diputados.
De acuerdo con los datos oficiales anunciados por la Comisión Electoral de Irak, el Movimiento Sadr, liderado por Muqtada al-Sadr, encabezó el conteo de votos, con 73 de los 329 escaños del Parlamento iraquí. La coalición, dirigida por el exlegislador Muhamed al-Halbusi, ocupó el segundo lugar, con 34 asientos; y el partido del ex primer ministro Nuri al-Maliki, el Partido Islámico Dawa (Llamado), el tercer lugar con 34 curules.
La importancia del proceso electoral de Irak se debe a que fue celebrado a pocos meses de la retirada total de las tropas estadounidenses del país, es decir el próximo 31 de diciembre, tras 18 años de guerra y ocupación.
La autoridad religiosa iraquí siempre ha mantenido una posición neutral con respecto a varios grupos políticos, una tendencia que, según los observadores, ha contribuido mucho a preservar la unidad y la integridad nacionales.