
El 18 y 19 de julio, Limoges fue escenario de violentos enfrentamientos en el barrio de Val de l'Aurence, donde un centenar de enmascarados atacaron a la policía con morteros, bombas molotov y bates de béisbol. Nueve agentes resultaron heridos.
Mientras las investigaciones sobre la violencia continúan, las repercusiones políticas se centran en las controvertidas declaraciones del alcalde Émile Roger Lombertie, cuya retórica ha suscitado la condena de todos los partidos.
"Muchos de ellos son fundamentalistas musulmanes salafistas", declaró Lombertie en entrevistas con los medios, añadiendo que los disturbios se deben a la "mexicanización de los barrios" y a la supuesta convergencia de la "ideología musulmana" con la del partido de extrema izquierda La Francia Insumisa (LFI). En otra entrevista con Boulevard Voltaire, declaró: "Cuando se trata a las personas como animales y se les deja en libertad como animales, se comportan como animales".
La concejala socialista Gulsen Yildirim condenó los comentarios, calificándolos de "irresponsables y peligrosos". El Partido Socialista emitió un comunicado denunciando los "estereotipos y caricaturas" dirigidos contra un segmento de la población por su religión.
Cuatro tenientes de alcalde de Lombertie —Vincent Brousse, Muriel Laskar, Samia Riffaud y Vincent Léonie— se distanciaron públicamente, calificando la comparación con el animal de "inaceptable".
El diputado del Partido Socialista por Lombertie, Damien Maudet, anunció que había remitido el caso a la fiscalía en virtud del artículo 40 del Código de Procedimiento Penal francés por "insultar a un grupo de personas por su origen o religión".
Jérémy Eldid, del Partido de Izquierda Radical (PRG), también pidió cautela, afirmando: "Debemos ser firmes con los infractores que amenazan la paz pública, pero esta firmeza nunca debe justificar la estigmatización colectiva".
La reacción se produce en medio de la creciente tensión política en Francia, donde los debates sobre inmigración, laicismo y violencia urbana se han polarizado cada vez más. Los críticos afirman que las declaraciones de Lombertie reflejan narrativas islamófobas de larga data que buscan vincular el malestar social con la identidad religiosa.
La retórica de Lombertie ha intensificado la preocupación por la normalización del sentimiento antimusulmán en el discurso político francés. Aunque no ha confirmado su candidatura a la reelección en las elecciones municipales de 2026, sus comentarios ya han desatado una polémica política local.
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